“El Cubo”, es una mina localizada en el estado de Guanajuato, con una superficie de 8,500 hectáreas, donde se realizan operaciones de exploración y extracción de oro y plata. Una mina concesionada a la poderosa empresa canadiense Gammon Gold y de la cual obtiene enormes riquezas; baste decir que en el primer trimestre de 2010 incrementó sus ganancias de 47 a 54 millones de dólares. Sin duda, un negocio redondo, en que la explotación de los minerales y de la fuerza de trabajo de los mineros mexicanos, le ha redituado enormes ganancias al capital extranjero.
No obstante, en los últimos 10 años, Gammon Gold se ha negado a pagar el
reparto de utilidades a los trabajadores. Ante el incumplimiento de esta
obligación laboral, el pasado 3 de junio de 2010, los mineros iniciaron un paro
indefinido exigiendo el pago de utilidades o bien un pago compensatorio de 50
mil pesos para cada trabajador. Una semana después, el 10 de junio, los mineros
promovieron un emplazamiento a huelga por incumplimiento al Contrato Colectivo
de Trabajo y, al no establecer acuerdo alguno con la empresa, el 30 de junio
los trabajadores colgaron las banderas rojinegras y estalló la huelga.
La furiosa respuesta de la empresa no se hizo esperar: argumentando
que el paro de labores fue ilegal, despidió a los 397 trabajadores de la
sección 142 del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y
Similares de la República Mexicana (SNTMMSRM); interpuso ante la Junta de
Conciliación y Arbitraje, un “incidente de inexistencia legal de la huelga”;
promovió ante la Procuraduría General de Justicia de Guanajuato una denuncia
penal por despojo, contra los principales líderes mineros; declaró suspendidas
indefinidamente las operaciones en “El Cubo” y como escarmiento contra los
huelguistas, de manera perversa, determinó el cierre de las otras dos minas contiguas
(“Las Torres” y “Peregrina”) que conforman ese complejo minero en Guanajuato,
dejando sin empleo a más de mil trabajadores y sembrando la inconformidad entre
los propios mineros.
Las autoridades
laborales han mostrado, como siempre, una singular parcialidad en favor de los
patrones y un excesivo rigor normativo en contra de la parte sindical. Así, el
día 2 de octubre de 2010, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social informó que la Junta Federal de Conciliación y
Arbitraje declaraba “inexistente” la huelga de “El Cubo”, en virtud de que ya
no existían labores que suspender ni trabajadores al servicio de la empresa, ya
que a todos les fue rescindido su contrato de trabajo en fecha anterior al
estallamiento de la huelga.
Ese
mismo día, el sindicato solicitó un amparo para invalidar dicha determinación y
el Tercer Tribunal Colegiado de Distrito en Materia de Trabajo del Distrito Federal
le concedió una suspensión provisional,
protegiendo así a los trabajadores de cualquier acción de la autoridad laboral
o de la empresa, en el sentido de desalojar a los trabajadores de la mina, al
tiempo que permite continuar con el desahogo de la demanda de amparo hasta que
las autoridades emitan su veredicto definitivo sobre el juicio laboral.
A
siete meses de iniciado el conflicto, los mineros enfrentan ahora un nuevo obstáculo.
El grupo opositor encabezado por Carlos Pavón Campos, con el apoyo decidido de
la empresa, pretende romper la huelga llamando a los trabajadores a firmar una
carta compromiso de renuncia al SNTMMSRM para desconocer a Napoleón Gómez
Urrutia; adherirse al Frente de Renovación Nacional del Sindicato Minero
(FRNSM) dirigido por Pavón, nombrar a éste como representante en las
negociaciones ante Gammon Gold y levantar
la huelga para que los mineros de “El Cubo” se reintegren al trabajo de manera
inmediata.
El
tiempo que la huelga se ha prolongado, el desconcierto de los mineros ante el
despido generalizado y la precaria situación económica que sufren sus familias,
son condiciones favorables para materializar las verdaderas intenciones de la
empresa y de Carlos Pavón; deshacerse,
de una vez por todas, del SNTMMSRM. Es por ello que están prolongando el
conflicto y ofreciendo jugosas cantidades de dinero para comprar conciencias, debilitar
el movimiento y provocar una lucha interna entre los propios trabajadores.
Difícil
panorama. Lo cierto es que los mineros de “El Cubo” y los trabajadores de
México, deben tener siempre presente que es un error monumental realizar un
paro indefinido de labores. Es posible la realización de un paro definido de labores como un acto
extraordinario de protesta para demostrar a la empresa la fuerza organizada de
los trabajadores, pero se trata de un paro de labores que no puede durar más de
24 horas. La huelga, en cambio, es precisamente un paro indefinido de labores,
pero su realización está reglamentada por la Ley Federal de Trabajo y, por
tanto, el emplazamiento a huelga es un requisito previo, indispensable, para poder realizar un paro indefinido o
huelga. Hacerlo sin atender las normas laborales, es colocar a los trabajadores
en la ilegalidad y dejar sus justas demandas a merced del patrón y del
arbitraje parcial de las autoridades laborales.
La pugna al interior del sindicato minero, entre Napoleón
Gómez y Carlos Pavón, debe esperar. En este momento la lucha de los mineros de
“El Cubo” debe centrarse exclusivamente en la obtención del legítimo pago de
utilidades y la reintegración de todos los mineros a su fuente de trabajo; para
ello se requiere de la férrea unidad de los mineros. Está claro que, a estas
alturas del partido, la división y las pugnas entre los propios trabajadores de
“El Cubo”, es una trampa que beneficiará tan sólo al patrón.
Luego entonces, la lucha por el pago de utilidades en la
mina de “El Cubo” es a todas luces una lucha justa y valerosa. El paro laboral
indefinido fue una medida apresurada e inapropiada, ciertamente, pero ello no
resta legitimidad al genuino reclamo de los mineros por obtener un justo
reparto de utilidades que fue originalmente la causa del conflicto. Por tanto,
la unidad y organización de los trabajadores será el punto de partida en la
definición de esta lucha donde los mineros seguirán picando piedra. Será
indispensable el apoyo decidido del SNTMMSRM, de la población e incluso, de la
oportuna intervención de las autoridades de gobierno a nivel municipal y
estatal. Si bien en términos de ley los mineros están en serias dificultades,
lo cierto es que en términos de justicia social les asiste toda la razón y es
por ello que la suma de fuerzas será determinante en la resolución del
conflicto.
En medio de la terrible crisis económica que enfrenta
nuestro país y de los elevados índices de desempleo y pobreza que vive el
pueblo pobre de México, el conflicto de los mineros de “El Cubo”, en
Guanajuato, nos muestra, una vez más, la insaciable avaricia de los dueños del
capital, la complicidad de las autoridades, la descomposición del sistema
económico que vivimos y la titánica tarea de la clase obrera y su vanguardia,
por transformar esta injusta realidad.
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