Veamos.
El llamado que hiciera Francisco I. Madero en el Plan de San Luís para derrocar
al gobierno del general Porfirio Díaz, programado para el día 20 de Noviembre,
marcó el inicio de la Revolución Mexicana y tuvo como sustento, las terribles condiciones
de miseria y explotación que sufría la gran mayoría de la población. Por
ejemplo, de cada tres mexicanos, dos eran campesinos sin tierra, situación que
los obligaba a empeñarse de por vida al servicio del señor hacendado y, por su parte, la naciente clase obrera tenía
que trabajar hasta 15 horas de jornada diaria sin contar con garantías
laborales. En este sentido, cabe destacar la importante labor de Ricardo Flores
Magón, como precursor de la Revolución Mexicana, al frente del Partido Liberal
Mexicano, impulsando las huelgas de Cananea (1906) y Río Blanco (1907).
A
principios del siglo XX las compañías europeas contaban con el 45 por ciento de
la riqueza nacional. Precisamente la rebelión de Madero estuvo impulsada y
financiada por empresarios nacionales y norteamericanos, quienes al ver que las
concesiones eran otorgadas a empresas alemanas y francesas decidieron oponerse.
Madero buscaba una reforma política que
pusiera fin a la reelección presidencial de Díaz y poder así establecer una
democracia al servicio de los nuevos amos.
Por
su parte, los hombres que representaron las demandas del pueblo fueron, por un
lado, José Doroteo Arango, conocido como “Francisco Villa” y Emiliano Zapata
Salazar, ambos, extraordinarios líderes, estrategas militares y fieles
defensores de los intereses del pueblo pobre de México. Finalmente, sus
enemigos de clase, representados por Venustiano Carranza y Álvaro Obregón, mandaron
asesinarlos para descabezar el movimiento revolucionario y garantizar así el
establecimiento de la naciente democracia burguesa y con ello, la instauración
del nuevo modelo social.
La
Revolución Mexicana fue, entonces, un movimiento social que representó el fin
del régimen económico que por siglos favoreció a los terratenientes y el
nacimiento del capitalismo en nuestra nación. El criminal asesinato contra
Villa y Zapata significó también la muerte de las genuinas aspiraciones del
pueblo pobre. Si bien, la Constitución de 1917, sintetiza el legado de la
Revolución Mexicana, lo cierto es que nuestra carta magna, en su mayor parte,
es letra muerta, y su cabal cumplimiento está dosificado conforme a los
intereses de la clase en el poder. Mientras tanto el 80 por ciento de la
población que actualmente vive en la pobreza, se está cansando de esperar que
la Revolución le haga justicia y tarde o temprano la hará valer con sus propias
manos. Que conste.
sin duda es algo de la historia que todos deberian saber, como lo que hay en este sitio, larevolucionmexicana.com/antecedentes-de-la-revolucion-mexicana sobre los antecedentes de la revolucion.
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